domingo, 23 de marzo de 2014

Cartas a Chloe: 3ª Carta

De: Nelly
A: Chloe
Asunto: Bajo


Recuerdo, Chloe, cómo llegó ese día mi madre llorando desconsoladamente a tu casa. Tú estabas sentada en el suelo jugando con tu hermana a las canicas, cuando entramos toda mi familia en el salón. Tu madre os mandó a ti y a tu hermana fuera de casa a jugar, junto con mis hermanos, sin embargo yo me quedé atrás para averiguar por qué estaba mi madre tan absolutamente destrozada.

No era la primera vez que faltaba algo en casa, pero nunca había ocurrido de esta forma. Así que me senté detrás de una cortina para ocultarme y poder escuchar la conversación.

Tu madre preparó unas tilas mezcladas con diferentes hierbas y le preguntó a mi madre qué había ocurrido y por qué estaba tan angustiada.

Para empezar, mi madre le contó que nos habían robado todas las cosas que habíamos guardado desde que mi padre murió. Mi padre era español, al igual que mi madre, y ambos comenzaron un negocio que comenzó a prosperar y a dar grandes sumas de dinero a mi familia, años antes de que yo naciera. Mis padres decidieron entonces mudarse a otro país para poder hacer de su empresa una gran multinacional, pero por una serie de factores que mi madre no me quiso contar jamás, la empresa se fue a pique. Mis padres se vieron abrumados de facturas e hipotecas de casas y locales en diferentes países, por lo que la empresa se declaró en bancarrota. Al final mi padre vio el suicidio como solución para salir de tal aprieto. Dos meses después de su muerte nací yo y te soy totalmente sincera al decirte que no llegué a conocer a mi padre pero tampoco conocí al de mis hermanitos.

Tras la gran declaración, también descubrí que mi madre le debía dinero a Clarisa, la dueña del club de alterne tan famoso. Yo ya sabía que mi madre no ganaba demasiado dinero como sanadora pero no creía que pidiera préstamos para poder darnos de comer. Así que según lo que entendí, la señora Clarisa contrató al hombre de la cicatriz y a otros hombres para que asaltaran mi casa y robaran cualquier cosa con valor que tuviéramos, y todo ello serviría como pago del préstamo. Claro que todas sabíamos que aquello no era para nada un trato justo, y mi madre sabía que esto no quedaría así.

Pero eso no fue todo lo que descubrí aquel día, Chloe, ¿recuerdas que nuestras últimas hermanitas, Hazel y Sophie, nacieron el mismo mes, con una semana de diferencia, tienen el pelo muy rizado, la piel más oscura y los ojos de un color castaño?. Tampoco fue casualidad.

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